Apenas era un incipiente brote, una yema en el tronco del viejo roble... cuando por primera vez sintió la caricia del viento y escuchó un leve murmullo, el bisbiseo aún ininteligible de sus compañeras de árbol...
"Mira, es la nueva" "¡Qué verde tan intenso!""¿Podrá oírnos ya?".
Estiró su tallo con el calorcito del sol en primavera. Poco a poco, se fue desperezando, abriéndose al mundo y lentamente, sin saber cómo, empezó a percibir sonidos. Podía escuchar el cuchicheo de sus compañeras. Es más, no sabía cómo, pero entendía los comentarios de sus vecinas, las hojas situadas dos ramas más arriba... "No temas, no te caerás. Estás bien sujeta al tronco".
Sí, ciertamente, había experimentado la sensación de vértigo. Por suerte, con el tiempo se fue mitigando, hasta desaparecer por completo. Sólo así consiguió disfrutar plenamente. Vencido el miedo, empezó a relacionarse con los pobladores del roble.
Un día cualquiera, muy de mañana, algó le sobresaltó. El tronco estaba vibrando y escuchaba un extraño picoteo. Un tac,tac,tac rítmico. Girándose un poco pudo ver a un pequeño pájaro, golpeando el tronco con su pico. "Eh, ¿te has vuelto loco?", le gritó, "vas a acabar por romperte el pico". El pájaro no le escuchaba, pero el tronco sí, "no te preocupes, no se romperá nada, es un carpintero, está haciendo su nido"
Sobrevivió al estío con un color mucho más intenso y salvó la batalla contra la plaga de orugas, con tan sólo un pequeño mordisco... gracias, en gran medida, a la colaboración de "carpintero", que vió en los insectos un exquisito manjar para incorporar a su dieta.
En otoño su piel mudó del verde intenso al cobre, debido a la falta de lluvia y al sol. Hubo de despedirse de muchas de sus compañeras, pero ella permaneció aferrada al tronco. Había oído hablar de la nieve y ansiaba saber qué era.
Al límite de sus fuerzas, con el mes de noviembre, llegó la primera gran nevada. El bosque amaneció completamente blanco, inmaculado. Los sonidos se intensificaron y de vez en cuando se escuchaba el golpe seco e inconfundible de la nieve al desprenderse de las ramas.
Había llegado el momento, su ciclo se había completado, dejó de asir el tronco y se abandonó, una vez más, a la caricia del viento. Suavente, en un leve zig zag juguetón, fue cayendo, hasta apoyarse en el colchón de nieve. Notó el frío y la humedad intensa y se abandonó a aquella sensación.
De pronto, se percató de que algo agarraba su tallo. Sorprendida, vio que era un ser humano. "¿De qué le servirá una hoja casi inerte?", pensó. Nunca llegó a saber la respuesta, pero su vida, acabó como empezó, entre hojas, las de un libro, El Camino.
FIN (jeje, espero que no os haya decepcionado el final, anda que no me ha costado... y, sí, siguen faltando las ilustraciones.)
En otoño su piel mudó del verde intenso al cobre, debido a la falta de lluvia y al sol. Hubo de despedirse de muchas de sus compañeras, pero ella permaneció aferrada al tronco. Había oído hablar de la nieve y ansiaba saber qué era.
Al límite de sus fuerzas, con el mes de noviembre, llegó la primera gran nevada. El bosque amaneció completamente blanco, inmaculado. Los sonidos se intensificaron y de vez en cuando se escuchaba el golpe seco e inconfundible de la nieve al desprenderse de las ramas.
Había llegado el momento, su ciclo se había completado, dejó de asir el tronco y se abandonó, una vez más, a la caricia del viento. Suavente, en un leve zig zag juguetón, fue cayendo, hasta apoyarse en el colchón de nieve. Notó el frío y la humedad intensa y se abandonó a aquella sensación.
De pronto, se percató de que algo agarraba su tallo. Sorprendida, vio que era un ser humano. "¿De qué le servirá una hoja casi inerte?", pensó. Nunca llegó a saber la respuesta, pero su vida, acabó como empezó, entre hojas, las de un libro, El Camino.
FIN (jeje, espero que no os haya decepcionado el final, anda que no me ha costado... y, sí, siguen faltando las ilustraciones.)
Muy bonito pero sabe a poco,habra que esperar esa continuacion,un placer haberse pasado por aqui.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias Fosi, me alegro de que te haya gustado... Es el primer cuento que comparto y, bueno, espero poder acabarlo pronto...
ResponderEliminarPues igual asi,en pequeñas dosis,es mejor.Tampoco queria estresarte,ja,ja.
ResponderEliminarUn saludo.
jeje, sí, está todo estudiado... mejor en pequeñas dosis, todo de golpe igual resulta excesivamente pesado y cursi...
ResponderEliminarMe gusta cómo va. Espero poder leerlo terminado.
ResponderEliminarUn saludo.
Varo.
Gracias, Varo, yo también espero poder terminarlo, pero al paso que voy...jeje
ResponderEliminarQué bonito Carmen, estoy deseando leer la continuación. Tampoco quiero presionarte, jajaja. besotes.
ResponderEliminarMuuuuuuchas gracias, Gema, pero este cuento ya está acabado,jeje. Esto me pasa por no poner el colorín colorado...
ResponderEliminarHola Mari ya ves ya he entrado en tu blog aunque no tengo mucho tiempo para verlo ya lo miraré con mas cuidado,parece interesante.besos.lau
ResponderEliminarjeje, muuuuuuchas gracias, guapa!!! Agradezco un montón que te hayas pasado. besotes.
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