jueves, 29 de abril de 2010

Escenas


Martín se despertó sobresaltado al oír la voz apremiante de su padre. De un brinco, abandonó el viejo jergón de paja que compartía con sus dos hermanos pequeños, Hernán de 8 años, y Simón, de 6. Él ya contaba doce primaveras y llevaba tres ayudando a su padre en el taller.

Aún no había amanecido,  ni un triste reflejo por la estrecha ventana del cuarto.  La cortina de saco que separaba su cama de la de sus padres continúaba echada. Su madre, Isabel, no se había levantado. Rehusó encender el candil para no despertar a los pequeños. No había peligro de tropezar con nada. El mobiliario de la habitación se reducía a un pequeño baúl junto a la puerta,  en el que guardaban sus escasas pertenencias: algunas camisas, jubones y viejos calzones raídos.





lunes, 26 de abril de 2010

Texturas


Siempre me ha llamado la atención la textura de objetos y de seres; sobre todo, en el sentido que le da a la palabra el DRAE en su tercera acepción "estructura, disposición de las partes de un cuerpo". Añadiría algo más, sensación que éstas provocan al rozarlas, al tocarlas, al sobarlas, verbo éste, quizá más obsceno, pero también más gráfico.

Hoy me fijo, me detengo en la textura de la madera. Me impresiona la rugosidad de la corteza, curtida por el paso del tiempo, fuerte, áspera, dura, para proteger el tronco. Me conmueve palpar después  la madera tersa y pulida,  la piel del árbol despellejado, demasiado viejo o demasiado joven aún.  Me estimula, la sensación de frescura, de humedad, al tocar los helechos o el musgo, que a veces, se adhiere a la corteza...


jueves, 22 de abril de 2010

El roblón de Foldada, envidiada longevidad


Seguro que todos o casi todos los amigos y lectores habituales del blog habéis oído hablar del famoso roblón de Estalaya, pero quizá no todos conocéis el roblón de Foldada, también denominado "la mocha". Os confieso que yo misma, había oído rumores sobre su existencia, pero hasta ayer mismo, no llegué a descubrirlo.

No sé si trata de un árbol centenario... pero os aseguro que su porte impresiona, incluso ahora, que la primavera aún no ha llegado a cuajar y, por tanto, se halla limpio de hojas. Aún así, destaca por su tamaño, sobre el resto de árboles que pueblan el bosque.

Su tronco es inmenso, quizá no tan grande como el de su pariente de Estalaya, pero, a simple vista, más sano. No hicimos la prueba, pero estoy casi segura de que para abarcarlo sería necesaria una cadena humana de al menos tres eslabones.

Supongo que en los bosques de la Montaña Palentina existirán muchos más robles similares y desconocidos, pero me hace ilusión poder decir que en Foldada tenemos uno, perfectamente conservado y muy muy cerquita del pueblo, a escasos 600 metros, diría yo.

Debo deciros que estar bajo un árbol de estas características le hace a una sentirse pequeñísima -sí, ya sé que soy bajita, pero no, no me refiero a ese tipo de sensación, - sino a una mucho más profunda, no sé muy bien cómo explicarlo pero a la sombra del roblón se siente uno insignificante y sobre todo, siente envidia de una longevidad tan bien llevada. Cuántos inviernos soportados, cuántas primaveras disfrutadas, cuántos nidos en sus ramas, en definitiva, cuánta vida!!!


Nota: Tan impresionante como la mocha, es la senda que nos conduce hasta ella, pero éste es un paseo del que os hablaré más adelante. Las fotos del roblón, como podéis imaginar, están tiradas a medias con Carlos. 


martes, 20 de abril de 2010

Un paseo


Hoy os invito a acompañarme en uno de mis habituales paseos, el que nos lleva directamente hasta la "cola" del pantano. El comienzo de esta senda, tal y como yo suelo afrontarla, es lo más complejo, puesto que se inicia en un estrecho camino, poblado de zarzas y maleza que sale frente a la Casa del Pueblo de Foldada.

Recorridos apenas 500 metros, la situación mejora y el andar se hace más cómodo. Os recomiendo esta ruta al inicio de la primavera, coincidiendo con el deshielo, por varios motivos. Iréis constantemente acompañados por el murmullo del agua que discurre por los arroyuelos, que circundan el camino. Disfrutaréis de una verde y mullida alfrombra sembrada de margaritas. Oiréis el trino de multitud de pájaros e incluso, si sois afortunados, podréis ver algún corzo, liebre, zorro o similar... Lo que seguro encontraréis serán cigüeñas, pastando en los campos de cereal recién brotados.


El trayecto hasta el pantano, como os digo, es muy cómodo y al final, sobre todo si vais al caer la tarde, os espera el efecto espejo y una vista impresionante de la ermita de Santa Eulalia, en Barrio de Santa María. Como estoy convencida de que las fotos os van a animar más que mis palabras, os dejo unas cuantas más.


Nota: Dos cosucas. Una, la foto de los patos no es mía, la hizo Carlos, mi novio.
Dos, evidentemente, el apunte inicial sobre el comienzo del paseo, para aquellos que estáis acostumbrados a rutas más complejas, me acuerdo ahora mismo de Teo (sensaciones en la cima), de Borja (The South Face) o de Fosi (escapadas) es pan comido ;-)

lunes, 19 de abril de 2010

Vecinos artistas solidarios y nuevo banco


Éste que veis en la foto es mi nuevo y comodísimo banco. He de decir que se lo debo a mi vecino Ángel, de profesión albañil, pero además y, entre otras muchas ocupaciones, agricultor, cazador y especialista en madera. Ciertamente, en Foldada vivo rodeada de artistas de diferente índole, sobre todo, en la plaza, en la casa de Ángel y Elisa. 


Como os digo, él es albañil, hizo mi casa, y también muchas de las que podéis ver en Barrio de Santa María y Barrio de San Pedro. Le debo el banco y últimamente le ha dado por construir arcas y joyeros de madera, que después talla él mismo. A todo esto hay que añadir los rabeles, cabeceros para camas, sillas, mesas, especieros, estanterías... y todo tipo de prácticos utensilios de madera, que podéis encontrar en su casa.

Elisa o Lisa, su mujer, es otra artista y, de casta le viene al galgo, porque es hermana de Damián Simal. Ella no pinta, pero es una extraordinaria cocinera repostera - os aseguro que sus guisos están para chuparse los dedos- y además maneja la aguja que es un primor y crea prendas (vestidos, jerseys, faldas...) que ya quisieran para sí muchos diseñadores.

Isis, una de las mellizas, hija de Ángel y Elisa, es quien debe de haber heredado el talento de su tío para pintar. La acuarela que veis en la foto, que representa la iglesia de Foldada, con el antiguo nido de cigüeñas, es suya, nos la regaló el año pasado.

Finalmente, Tais, la segunda de las mellizas, estudió Historia del Arte y escribe muy muy bien. De hecho, si no recuerdo mal, ha ganado en alguna ocasión las Justas Poéticas de Aguilar de Campoo. Ahí es nada!. Así que ya veís es una familia de artistas y además son unos vecinos estupendos y casi casi como de la familia.


sábado, 17 de abril de 2010

Una de motos y patrimonio

Sí, seguis estando en Foldadablog y sí, sigo siendo yo misma. Los que me conocéis y, sobre todo, aquellos que habéis visto mi coche sabéis que odio conducir -para los que no lo habéis visto he de explicaros que es un peugot, pero que ahora mismo se parece mucho al del anuncio de la susodicha marca, el del indio con el elefante, ¿sabéis no? :-)-.

Ahora bien, que no me guste conducir, no significa que no disfrute viendo una buena moto, máxime cuando ésta aparece relacionada con el patrimonio. Me consta que uno de los habituales del blog, Fosi, es aficionado a las motos y da la coincidencia además, de que uno de mis amigos, Ricardo -quien me ha pasado las fotos- organiza la Quedada Motera de Barruelo de Santullán. A ellos les dedico este post.

La Quedada Motera, que, si no me equivoco llega a su quinto año, se celebrará el próximo fin de semana, los días 23, 24 y 25 de abril. Es completamente gratuita y, según me comenta mi amigo Ricardo, pretende combinar afición por las motos, diversión, naturaleza, gastronomía y patrimonio. ¿Qué más se puede pedir?. Sí, que haga buen tiempo, ya, bueno, esperemos que así sea...

Personalmente, me parece una brillante iniciativa de la Asociación Cultura y Tradición del Valle de Santullán y del Moto Club Necesito Velocidad. No en vano, este año, se espera que acudan 300 moteros, que disfrutarán del entorno y conocerán nuestra comarca, ahí es nada. Es más, me asegura mi colega Ricardo que este año, una de las rutas pasará junto a Foldada, concretamente, la del sábado por la tarde. Se espera que unas 300 motos circulen por el entorno del embalse, a eso de las 20.15. h. -este apunte va destinado a mis 14 vecinos- por si alguno se anima a salir y verlos...
Para el resto y sobre todo para tí Fosi, aquí, tienes un enlace con más información...


martes, 13 de abril de 2010

Recuerdos de una infancia recuperada


Ésta foto no es mía, la hizo Carlos, en uno de nuestros habituales paseos. Al verla en la pantalla del ordenador, enseguida me recordó a mi infancia, un tiempo que había quedado olvidado y que, poco a poco, voy recuperando aquí, en Foldada.

No sé si os he contado ya, que yo soy de un pueblo pequeñito, quizá no tanto como Foldada, pero diminuto, al fin y al cabo, Encinas de Esgueva en la provincia de Valladolid. Mi padre es o era, puesto que ahora está jubilado, agricultor - me temo que, del campo, no se jubila uno nunca...- 

Trabajó muy duro, como todos los padres, supongo, para que yo y mis hermanos pudiésemos estudiar una carrera. Gracias a ello y a mi madre, por supuesto, ahora puedo presumir de tener un hermano maestro y  una hermana psicopedagoga y educadora social, ahí es nada!!

El caso es que mi padre nunca nos agobió ni nos hizo ir al campo a trabajar, nuestra obligación por aquel tiempo era estudiar y punto. En muy contadas ocasiones tuvimos que ayudarle, recuerdo haber ido tres o cuatro veces a quitar cantos, otras tantas a cargar remolacha, alguna que otra a recorger pacas y unas pocas más a vendimiar... 

Nosotros íbamos a regañadientes, todo hay que decirlo, para el que no está acostumbrado, el trabajo en el campo es duro y agachar el espinazo provoca un intenso dolor de espalda. Supongo que mi padre, pese a todo, quería que supiésemos lo duro que es vivir de la agricultura.

Como os digo, íbamos medio dormidos y refunfuñando, y acabábamos molidos, ahora bien, con el paso de los años y la distancia que nos da el tiempo, me queda un buen recuerdo de aquellos días: del sonido y el ruido del  tractor, de los bocatas del almuerzo, del intenso olor a tierra, de los consejos de mi padre, de las risas con mis hermanos, bueno, más bien, con mi hermano, incluso, de lo bien que conciliaba el sueño tras la jornada de trabajo.

Con este post quería hacer algo que, quizá, no he hecho nunca y es dar las gracias a mi padre, bueno a mis padres. Porque gracias a ellos soy como soy y lo que soy. Sé que en un primer momento, cuando acabé Periodismo, les hubiera encantado verme en una televisión nacional o en un gran periódico,  posiblemente trabajando en Madrid. 

Quizá fue decepcionante para ellos mi recorrido por medios locales de media España  y mi rotunda negativa a echar el c.v. en sitios grandes. Pero también tengo claro que ahora han entendido el por qué, que saben que mi hábitat natural son los pueblos, que me crié en uno y quiero seguir viviendo en uno y, sobre todo, que soy feliz así porque es lo que ellos me han enseñado. GRACIAS.

lunes, 12 de abril de 2010

Reflejos

Confieso que salí a dar mi paseo habitual hasta la "cola del embalse" con mi perro, mi novio y pertrechada con la cámara de fotos, con un único y claro objetivo: conseguir buenas imágenes para el III Concurso de Fotografía Digital Románico Norte.

Tenía todo calculado, excepto una cosa, mi tendencia habitual a despistarme y evadirme -los que me conocéis sabéis perfectamente a qué me refiero...- Llegué media hora tarde y la luz era nefasta, así que resignada, tiré de mi perro y de mi novio y me dispuse a regresar sin fotos...

Al girarme para desandar lo andado, mis ojos se clavaron en el agua o más bien, en la sombra de los árboles, en su reflejo. Siempre me ha hipnotizado el "efecto espejo" y aquella tarde, con aquella luz, la imagen era francamente única. Las ramas parecían prolongarse hasta el fondo del agua, incluso, fijando la vista, se diría que emergían del fondo, como si allí abajo existiese otro bosque pararalelo, el de los sueños...
No pude resistirlo y aquí tenéis el resultado, me hubiera gustado ser mejor fotográfa, pero...


martes, 6 de abril de 2010

Ventajas de la vida en un pueblo: vecin@s naturales.



Para muchos vivir junto a un nido de cigüeñas puede ser un inconveniente, incluso un problema. Para mí es un verdadero lujo levantarme cada mañana, al menos ahora en primavera, y desayunar con la banda sonora de su crotoreo.

El entrechocar de sus picos es como un hilo musical natural. Lo escucho porque, aunque no lo creáis, son mis vecinas más cercanas. Han anidado en el viejo fresno que se mantiene erguido junto al jardín trasero de mi casa. 

Su historia es un tanto curiosa. Durante muchos años existió un nido de cigüeñas sobre un viejo árbol situado al inicio del camino que conduce a Vallespinoso, al pie de la iglesia. La última gran nevada de hace dos inviernos acabó con el árbol y destrozó el hogar de la pareja de cigüeñas.

En primavera comenzaron a construir un nuevo nido en el viejo fresno. Pero, como sabéis, las desgracias nunca vienen solas y justo cuando acababan de estrenarlo, la hembra pereció al chocar contra un cable de alta tensión. Durante muchos meses, el "viudo" estuvo vagando sólo y desconsolado por Foldada. De hecho, los vecinos me explicaron que son animales muy fieles y que se emparejan  de por vida.

Esta primavera  una pareja ha ocupado el nido. No sabría deciros si es el macho de siempre que ha decidido rehacer su vida o si, por el contrario, son otras aves distintas. A mí me gusta pensar que el viudo sigue aleteando sólo, fiel a su pareja... 


Nota: Crotorar (según el DRAE): Dicho de una cigüeña: producir el ruido peculiar de su pico.

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