martes, 30 de noviembre de 2010

Nieve en la Montaña Palentina by Ricardo Fernández

Foto: Ricardo Fernández Vañes

Llevo unos cuantos días queriendo coger la cámara para mostraros el paisaje nevado de la Montaña Palentina. Por desgracia, estos meses cuando salgo de casa a eso de las 7.30 aún no ha amanecido y cuando vuelvo a las 19.30 ya es completamente de noche. Así que, pocas fotos puedo hacer. Por suerte, mi amigo Ricardo Fernández, natural de Barruelo de Santullán y amante de la nieve, me ha prestado estas imágenes, que sacó el otro día durante uno de sus paseos por la sierra, en concreto, por la Collada.

Foto: Ricardo Fernández Vañes

Desde aquí, como no podía ser de otro modo, le agradezco enormemente que me permita compartirlas con todos vosotr@s. Por cierto que también me ha dejado un breve vídeo. La voz inicial es la suya, la de Ricardo, digo. 

Foto: Ricardo Fernández Vañes



Nota: Sigo bastante liada, pero poco a poco me iré poniendo al día con vuestros blogs. Gracias por la paciencia!!! 

jueves, 25 de noviembre de 2010

Nuevas teorías sobre la cruz sin nombre


Viene de aquí

Vale, esto que veis es lo que yo me imaginaba cuando los vecinos me hablaron de una cruz de piedra con formas redondeadas y un pequeño crucifijo labrado en el centro. Cuando algunos me dijeron que creían recordar una inscripción en números romanos, enseguida me vino a la mente la imagen de un miliario o de los restos de un antiguo humilladero, de esos que, tiempo ha, formaban parte del paisaje  y solían encontrarse a las afueras de los pueblos, junto a algún camino. 

No se me ocurrió, ensimismada como estaba escuchando la historia, pedirles que me dibujasen la cruz de piedra. Ayer lo hice y Ángel (Gelín), cazador, hombre observador y buen conocedor del monte se animó a pintarme la susodicha cruz. Me fío plenamente de lo que dibujó, porque estoy convencida de que la habrá visto más de un centenar de veces y muy muy de cerca. Cuando vi el resultado de su dibujo me quedé perpleja, porque nada tenía que ver con la imagen que yo me había hecho... Por cierto, que Gelín no recuerda que la cruz tuviese ninguna inscripción en números romanos. He aquí su dibujo.


Evidentemente, esta imagen me recuerda claramente a otras, a las "estelas funerarias", aquí, por ejemplo, podéis ver varias. Esta mañana le enseñé el dibujo a mi amigo Pedro Luis Huerta, historiador, y coincide plenamente con esta última apreciación.

Evidentemente, no tengo ni idea de a qué época podía remontarse ésta, pero si realmente era una estela, la teoría de la muerte del mendigo, a mi parecer, cobra fuerza. Quizá no estuviese hecha precisamente para él, porque era bastante frecuente en estos casos reutilizar piezas de épocas anteriores, pero es muy probable que sí la colocasen en su recuerdo... Y es que, ya lo decía mi abuela, "cuando el río suena, agua lleva" y todas las leyendas tienen una parte de verdad.


Nota: Ayer se me olvidó comentarlo, pero la idea de esta historia me la sugirió Isis, la información me la han facilitado entre su abuela, Cesárea, su madre, Elisa, su tía, Marisol y su padre, Gelín. GRACIAS A TOD@S!!!

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Retratos de antaño: la cruz sin nombre



A medio camino entre Foldada y Barrio de San Pedro. En dirección a este último pueblo. En el margen izquierdo de la carretera. Camuflada por la hojarasca, las zarzas y la maleza, descansa una vieja  y maltrecha cruz. De esas que, durante años, llenaron los cementerios de muchos pueblos de España. Forjada en hierro, con una pequeña placa de porcelana blanca en el centro. Es ésta una cruz sin nombre, sin fecha, ni tan siquiera un simple epitafio. Tan sólo una  queja o amenza velada,  que manifiesta indignación no-contenida: "Roban la de piedra y ahora rompen ésta. Mala gente hay. Ladrones".


Cuentan  los vecinos, jóvenes y viejos que, hasta hace dos décadas, había en ese lugar una "bonita" cruz de piedra, de formas redondeadas, con un pequeño dibujo, talla o crucifijo en el centro. Era, según dicen los más ancianos, una cruz vieja, "siempre estuvo ahí". Algunos creen recordar que tenía grabada una fecha en números romanos. Nadie es capaz de asegurarlo. Lo que sí saben y recuerdan con precisión es que una fría mañana de invierno, alguien, se llevó la cruz de piedra. Quizá ahora sirva de perchero  de pie en alguna casa bien o complete los tesoros de vaya usted a saber qué colección particular... En su lugar, un vecino de Barrio San Pedro, colocó la de hierro, pero, ¿a quién o qué recordaban esas cruces?

La leyenda o teoría más extendida dice que hace muuuuuuuuuuuchos, muuuuuuuuuuuchos años... en tiempos de los tatarabuelos de la Tía Paca o aún antes, un hombre, cuyo nombre y procendencia se desconocen vagó durante meses por la comarca. Alguien que nació con mala estrella o, quizá, alguien a quien  una desgracia condenó para siempre al destierro de los sin techo.  "Un pobre", cuentan, "un vagabundo", que recorría las casas pidiendo limosna y sustento. Un hombre sin nada que dar y nada que perder, que padeció, eso sí, los rigores del invierno en la montaña y que pereció helado, al borde del camino entre Foldada y Barrio de San Pedro.  Algún vecino caritativo, alma piadosa o, quizá, alguien que conocía la verdadera historia del mendigo, colocó allí, en su recuerdo, la cruz de piedra.


Hay quien no acaba de creer esta historia,  "a un pobre - afirman - no se le pone una cruz tan lujosa". Puede ser... Quizá, no fuese más que un accidente de carro o la consecuencia de una reyerta. Quizá esa cruz, con  números romanos, no recordaba a alguien sino algo. Quizá era, simplemente, una marca, un hito en el camino, un crucero o un humilladero... Es probable que nunca, jamás, lleguemos a desvelar el misterio de la cruz. Como tantas otras historias de la tradición  oral de nuestros pueblos continuará pasando de padres a hijos, de abuelos a nietos... hasta que, de uno u otro modo, acabe por perderse en el repleto baúl de los recuerdos.

martes, 16 de noviembre de 2010

Viviendo AR&PA



Ya os comenté en la anterior entrada que estos meses iban a ser un tanto complicados. Algunos os habéis preguntado, lo cual agradezco, dónde he estado metida estas últimas semanas. Pues bien, regresé a mi tierra, Valladolid, aunque no para estar con mi familia, que ya me hubiese gustado, sino para trabajar... Fue duro, pero, creo que, ahora, a toro pasado, puedo decir que mereció la pena. 

Os cuento, hemos estado en la VII Feria Internacional AR&PA de Restauración y Gestión del Patrimonio. Digo, hemos, porque no he ido sola. Estuve acompañada por Edu y María, dos compañeros. Nuestro cometido no era otro que el de trasladar el ambiente de la Feria a través de Canal Patrimonio, nuestra televisión por internet. María se ocupaba del Facebook, el twitter y la actualización del portal y Edu y yo de grabar y editar noticias. 

Hubo momentos de estrés y de tensión... porque había un montón de actividades, que se desarrollaban paralelamente y no dábamos abasto... Pero, bueno, al final conseguimos encauzar el trabajo, y aquí os dejo una pequeña muestra... para que entendáis lo que he estado haciendo. Rememoré por unos días viejos tiempos, en los que hacía de reportera dicharachera... jeje ;-)

1. Así empezamos: con mucho ánimo, con buena voz e ilusionados.


2. Así seguimos: pasándonoslo en grande, con las actividades para niños.


3. Así acabamos: agotados, sin voz y con un catarro de espanto... ;-)


Nota: La foto de cabecera es de María Jiménez, mi compañera, y la edición de los vídeos, corrió a cargo de Edu (Eduardo Macho) ;-). Si aún os apetece ver más, podéis encontrarlo aquí. Por cierto, que, espero ir poco a poco poniéndome al día con vuestros blogs...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Un año

Mañana se cumple un año de la muerte de Piedad Isla. Hoy, gracias a Maxi, documentalista de la Fundación Piedad Isla-Juan Torres y a Carlos, puedo compartir con vosotros su voz, porque Piedad, además de fotógrafa era una comunicadora nata. 

Para mí, que soy mujer de radio, es, sin lugar a dudas, la mejor manera de recordarla. Así pues, os invito a cerrar los ojos y a que os dejéis transportar hasta aquí, hasta la Montaña Palentina, por quien fue una de sus mejores guías y embajadoras, Piedad Isla. Buen viaje!!!



Nota: Noviembre y diciembre son meses complicados para esta escribiente. Así pues, os pido disculpas de antemano, porque habrá prolongados períodos de ausencia, que espero compensar con fugaces, pero intensas visitas. Os voy a echar de menos!!!

martes, 2 de noviembre de 2010

Ursicino Martínez, Ursi: Un hombre sencillo, un genio


Creo que llegué a admirarle, antes incluso de conocerle. Había visto parte de su obra y le había escuchado en la radio municipal, reivindicando la reapertura de su museo de Aguilar de Campoo. Corría el año 2003 y entonces ya me pareció un hombre bueno. Más tarde descubrí que Ursicino Martínez, Ursi, para los amigos, era mucho más que eso.

La primera vez que hablé con él fue para realizar un reportaje. Me recibió, como no podía ser de otro modo, en su taller, trabajando, como siempre. Esculpía un material poco frecuente en él: alabastro. Estaba dando los últimos retoques a la silueta de una Virgen sobre un racimo de nubes.

Me impresionó su sencillez, su afabilidad, sus ojos despiertos, llenos de vida, su fortaleza… Creo que enseguida conectamos. Recuerdo que le robé toda la tarde. Nos sentamos junto a su mesa de trabajo rodeados de buriles y cinceles, del olor a serrín y a madera, que se confundía a ratos con el aroma de su tabaco negro de liar. Me ofreció uno y así, como si me conociese de toda la vida, empezó a desgranarme retazos de su historia: de su infancia en Villabellaco, de su juventud en la mina, de sus viajes, de su familia, de sus amigos… Me narró miles de anécdotas: como la del billete de 100 pesetas, que más adelante le oiría contar cientos de veces.

Al día siguiente me llevó a su museo, pero antes, me abrió las puertas de su casa, me ofreció café y me presentó a su esposa, Ángeles. Una mujer discreta, amable, sin duda, su apoyo, su respaldo en la sombra…

Entrar en el museo de Ursi, por aquel entonces cerrado, fue para mí como hacer realidad algo muchas veces anhelado. Fue como si entrase en un mundo repleto de fantasía, de imaginación… En un universo utópico, en el que los olmos viejos, enfermos, recobraban vida.

Supongo que cualquier persona que haya visitado el museo tendrá su pieza favorita. Lo cierto es que es muy difícil elegir, pero mis ojos se fijaron desde el primer instante en su tronco anudado. Casi me hizo creer, que no tenía ningún misterio, que plantaba los árboles en verde y cuando aún estaban creciendo les daba la forma adecuada, luego tan sólo era cuestión de regar, cuidar y esperar. Ursi, era así, le encantaba bromear, creo que disfrutaba oyendo los comentarios de la gente, observando su perplejidad ante sus árboles torcidos, sus “chistes”, como él los llamaba.

Después de aquel primer contacto he visitado el museo más de una veintena de veces y siempre encuentro algo nuevo, sorprendente. Estoy convencida de que Ursi era un verdadero genio, y como tal dejó un pedacito de sí en cada una de sus obras. Me queda ese consuelo, porque al irse hemos dejado tantas conversaciones pendientes, tantos recuerdos, tantos proyectos… que siento que le debo algo. Sé, eso sí, que cada vez que cruce la puerta de su museo, le sentiré allí, como siempre, con sus manos curtidas por el trabajo, su tabaco de liar y su sempiterna sonrisa. Hasta siempre, amigo, hasta siempre, Ursi.

ESCUCHA EL REPORTAJE EMITIDO EN RADIO AGUILAR F.M. en 2004 (si te apetece ;-)


Nota: Escribí este texto para el periódico Carrión al poco tiempo de morir Ursi (2007), nunca llegó a publicarse. El reportaje, se emitió en Radio Aguilar F.M en 2004, si no recuerdo mal, lo hice con la ayuda de Carlos. Ha llovido mucho desde entonces, Ursi, ya no está, sí su obra y todo su legado. Si os acercáis a Aguilar de Campoo, no olvidéis visitar su museo. Ahora sí está abierto.

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