Seguro que todos o casi todos los amigos y lectores habituales del blog habéis oído hablar del famoso roblón de Estalaya, pero quizá no todos conocéis el roblón de Foldada, también denominado "la mocha". Os confieso que yo misma, había oído rumores sobre su existencia, pero hasta ayer mismo, no llegué a descubrirlo.
No sé si trata de un árbol centenario... pero os aseguro que su porte impresiona, incluso ahora, que la primavera aún no ha llegado a cuajar y, por tanto, se halla limpio de hojas. Aún así, destaca por su tamaño, sobre el resto de árboles que pueblan el bosque.
Su tronco es inmenso, quizá no tan grande como el de su pariente de Estalaya, pero, a simple vista, más sano. No hicimos la prueba, pero estoy casi segura de que para abarcarlo sería necesaria una cadena humana de al menos tres eslabones.
Supongo que en los bosques de la Montaña Palentina existirán muchos más robles similares y desconocidos, pero me hace ilusión poder decir que en Foldada tenemos uno, perfectamente conservado y muy muy cerquita del pueblo, a escasos 600 metros, diría yo.
Debo deciros que estar bajo un árbol de estas características le hace a una sentirse pequeñísima -sí, ya sé que soy bajita, pero no, no me refiero a ese tipo de sensación, - sino a una mucho más profunda, no sé muy bien cómo explicarlo pero a la sombra del roblón se siente uno insignificante y sobre todo, siente envidia de una longevidad tan bien llevada. Cuántos inviernos soportados, cuántas primaveras disfrutadas, cuántos nidos en sus ramas, en definitiva, cuánta vida!!!
Nota: Tan impresionante como la mocha, es la senda que nos conduce hasta ella, pero éste es un paseo del que os hablaré más adelante. Las fotos del roblón, como podéis imaginar, están tiradas a medias con Carlos.
Su tronco es inmenso, quizá no tan grande como el de su pariente de Estalaya, pero, a simple vista, más sano. No hicimos la prueba, pero estoy casi segura de que para abarcarlo sería necesaria una cadena humana de al menos tres eslabones.
Supongo que en los bosques de la Montaña Palentina existirán muchos más robles similares y desconocidos, pero me hace ilusión poder decir que en Foldada tenemos uno, perfectamente conservado y muy muy cerquita del pueblo, a escasos 600 metros, diría yo.
Debo deciros que estar bajo un árbol de estas características le hace a una sentirse pequeñísima -sí, ya sé que soy bajita, pero no, no me refiero a ese tipo de sensación, - sino a una mucho más profunda, no sé muy bien cómo explicarlo pero a la sombra del roblón se siente uno insignificante y sobre todo, siente envidia de una longevidad tan bien llevada. Cuántos inviernos soportados, cuántas primaveras disfrutadas, cuántos nidos en sus ramas, en definitiva, cuánta vida!!!
Nota: Tan impresionante como la mocha, es la senda que nos conduce hasta ella, pero éste es un paseo del que os hablaré más adelante. Las fotos del roblón, como podéis imaginar, están tiradas a medias con Carlos.
Que hermosura! Me encantan los arboles, tan escasos en la ciudad, y dentro de ellos tengo debilidad por el roble, el arbol sagrado de los celtas, el arbol de la fuerza. Qué hermoso es ese, y cuantas cosas habra contemplado en su larga vida.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Muchas gracias, Madame, sí, efectivamente, el roble fue un árbol sagrado para los celtas, también es uno de mis árboles favoritos junto con la encina. Además su fruto, la bellota, fue muy aprecido en tiempos como alimento no solo para los animales, sino también para consumo humano.
ResponderEliminar¡Cuanto podria contar este arbol!,idas y venidas,amores y desamores que habran pasado debajo,entre y sobre sus ramas.
ResponderEliminarLos humanos parece que solo nos acercamos a los arboles a grabar un corazon con una navaja...bueno,algunos.
Saludos.
Que bonito el roblón de Foldada! hay que decir que la copa es tan grande de cabría un coche. Y está sanote sanote.
ResponderEliminarisis
Carmiña, ¿cómo es la ruta para llegar al roblón de Foldada?.Francamente es hermoso, hermoso. Por dar un paseo, ya sabes
ResponderEliminarMuchas gracias a tod@s! Sí, ciertamente, es maravilloso descubrir árboles centenarios y tan bien envejecidos como éste. En cuanto a la ruta, Marce, otro día os la cuento...
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