jueves, 29 de abril de 2010

Escenas


Martín se despertó sobresaltado al oír la voz apremiante de su padre. De un brinco, abandonó el viejo jergón de paja que compartía con sus dos hermanos pequeños, Hernán de 8 años, y Simón, de 6. Él ya contaba doce primaveras y llevaba tres ayudando a su padre en el taller.

Aún no había amanecido,  ni un triste reflejo por la estrecha ventana del cuarto.  La cortina de saco que separaba su cama de la de sus padres continúaba echada. Su madre, Isabel, no se había levantado. Rehusó encender el candil para no despertar a los pequeños. No había peligro de tropezar con nada. El mobiliario de la habitación se reducía a un pequeño baúl junto a la puerta,  en el que guardaban sus escasas pertenencias: algunas camisas, jubones y viejos calzones raídos.





7 comentarios:

  1. Oye, esto tiene muy buena pinta, me parece a mi que nos vamos a enganchar un rato...y a estar pendientes de lo que cuenta esa historia...sencillamente GENIAL

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  2. Jeje, gracias a amb@s!!! Uff, lo de la próxima escena, dependerá de la inspiración, son cosucas que voy escribiendo a ratos... Pero llegará no os preocupéis.

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  3. ¿Porque te empeñas en ponernos la miel en los labios?,jajaja,esperare con impaciencia la continuacion.
    Saludos.

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  4. Chicas y chicos, ¿os dais cuenta cómo nos ha pillado? Estaremos pendientes de la próxima escena. Me encanta, son fotogramas verbales, instantáneas cotidinas ¿del pasado? ¿del presente? ¿del futuro? Aquí estaré esperando pacientemente........ Andrea

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  5. Muuuuuuuuuchas gracias, Fosi. Se te echaba de menos, ¿qué tal por los Pirineos???

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  6. Hola Andrea,

    Bueno, ahí ando, creo que van a ser escenas cotidianas de un pasado no muy lejano...;-)

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